A nadie debería sorprender, aunque si entretener, que tras la compra de GitHub por parte de Microsoft por la nada despreciable suma de 7.500 millones de dólares, Google haya decidido invertir en GitLab, la plataforma que sin dudas se perfila como el principal competidor de GitHub.
No debería sorprender porque al poco tiempo de la compra, supimos que Google también había estado interesada en hacerse con GitHub, y mientras Microsoft espera por el sí de la Unión Europea para terminar la transacción, Alphabet, la empresa madre de Google está ayudando a GitLab a alcanzar una valoración de 1.000 millones de dólares.
El mismo día que se anunció la compra de GitHub por parte de Microsoft, en GitLab experimentaron una explosión en tráfico, hasta 10 veces más la cantidad de repositorios que solían recibir. Aprovechando el momento hasta se hicieron un Twitter promocionando el hashtag #movingtogitlab.
Fueron muchos los que se sintieron descontentos y hasta amenazados porque Microsoft, antes detractor del open source y otras hierbas libres, ahora fuese a tener en sus manos la quizás mayor plataforma para desarrolladores en el mundo.
Microsoft no tardó en prometer que GitHub se mantendría independiente y abierto, pero la polémica no cesó ni ha cesado del todo. Hay hasta quienes van al extremo de creer que Microsoft está destruyendo Linux y el open source desde adentro.
GitLab muy sutilmente aprovechó para felicitar a GitHub, y también alabar a su comunidad por ser una a la que se le debe mucho. Pero no sin dejar claro que existen diferencias claras entre ellos y GitHub, por las que hasta podrían considerase mejores.
Mientras Google espera que Microsoft pueda mantener GitHub neutro, el CEO de GitLab aprovechó para comentar que «A veces vemos que las empresas comienzan como open source y luego se distancian de sus colaboradores. Nosotros trabajamos duro para asegurarnos de que eso no pase». Algo que muy bien podría estar haciendo referencia a un posible futuro de GitHub.
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